“La chica del semáforo” de David Orange, publicada por Planeta
Un fantástico thriller que explora no solo la identidad del ser humano sino cual es el sentido de su existencia y, sobre todo, hacia donde se dirige. Un trepidante viaje a través de una de las ramas más apasionantes de las matemáticas.
Editorial Planeta publica el fenómeno editorial digital mejor valorado por los lectores. Es una de esas novelas que permite ser abordada a ciegas, sin saber muy bien qué vas a encontrar, pero con la certeza de que sea lo que sea no te dejará indiferente.
David Orange, el autor, es un apasionado de la ciencia, del cine y de la obra de Stephen King. Escribe novela negra en las que la intriga y la sorpresa lo dominan todo, algo que queda patente en la historia que hoy presentamos, “La chica del semáforo y el hombre del coche”, una novela que alcanzó un éxito sin precedentes en Amazon, llegando a copar durante trescientos días el Topo 100 de ventas. Además, ostenta un recuento de páginas leídas en la plataforma digital superior al millón y ha sido seleccionado como cabeza de cartel de la sección “Obras indies esenciales”
La historia se centra en Jack Miller, un genio de las matemáticas especializado en probabilidad, concretamente en fenómenos aleatorios. Se trata de una persona obsesionada con los números, tanto que hasta nos recuerda a los protagonistas de películas como “Rain Man” (Barry Levinson, 1989) y “Una mente maravillosa” (Ron Howard, 2002) con la salvedad de que en esta ocasión el personaje trabaja como bróker para la delegación de Búfalo, EEUU, de uno de los bancos franceses más importantes del momento. En su despacho “…hace bailar los números…” a diario. Con todo su gran pasión es un proyecto secreto en el que lleva trabajando cinco años: el Proyecto Vida. Se trata de un corazón artificial que cambiará la vida de millones de personas.
Por desgracia, Jack pondrá su vida en jaque al salir de su zona de confort para conocer a Mia, una chica por la que se siente irremediablemente atraído y que no solo cambiará su metódica existencia, sino que también desencadenará unos acontecimientos que, prepárate porque te van a pillar completamente desprevenido. De hecho, Mía es el contrapunto, el opuesto a Jack. Ella representa las emociones y él la racionalidad. La unión e sus personalidades provocará una explosión sentimental y hará que el Proyecto Vida cobre un nuevo sentido, sobre todo cuando ella necesite un corazón nuevo.
Paralelamente un enigmático asesino en serie, del que sólo se conoce el coche que conduce, un sedán negro, tiene en jaque a toda la ciudad y a los dos agentes del FBI que intentan darle caza. Porque el conductor de ese vehículo anda por la ciudad matando mujeres. Su elaborada puesta en escena, su extraño simbolismo y la particular elección de sus víctimas desconcertarán tanto a los investigadores como a los lectores. No tardará Jack en descubrir que el criminal está más cerca de lo que imaginaba. Tan cerca que tiene su misma sangre corriendo por sus venas.
Con todos estos elementos David Orange construye una historia altamente adictiva en la que rompe los cánones del género llegándose a preguntar por la identidad del ser humano y el sentido de su propia existencia.
El hecho de escribir la novela de una manera coral, poniendo el foco del narrador en el punto de vista de cada uno de los personajes, el ritmo trepidante de la historia, los giros y tramas secundarias harán que el lector no pueda dejar de leer. Para conseguirlo el autor introduce giros narrativos constantemente a la vez que describe los objetos y las escenas con tanta precisión que consigues visualizar la película de la aventura.
El protagonista, Jack es un genio de las matemáticas a quien los números le dan una estabilidad emocional. Pero también sirven de excusa para que Orange aborde el tema del destino: las decisiones que tomamos ¿generan algún tipo de patrón del que no somos conscientes o por el contrario, son fruto del azar y no generan más que caos?
Jack escucha una voz interior que funciona como su refuerzo cuando las emociones le hacen perder el equilibrio. En este sentido, el autor juega al despiste al mencionar que hace años que un psiquiatra le diagnosticó esquizofrenia. Sin embargo, conforme avanzamos en la historia nos parece descubrir que esa voz no es tan irreal como creíamos porque ya hacia el final se nos desvelará que hay “algo” en el cerebro de Jack que no debería estar ahí.
Para contrarrestar el peso de la ciencia, Orange introduce a dos personajes, MIa y Wendy (hermana de Jack) que no guían sus pasos por los datos empíricos sino por las emociones. La primera es una chica que persigue su sueño de ser actriz y que, incapaz de controlar sus sentimientos se guía por le corazón. Esto hará que se enamore de Jack y que le preste todo su apoyo en la lucha contra el mal.
Por su parte Wendy, concentra el odio acumulado contra su hermano desde la infancia, cuando fue víctima de abusos sexuales, abandono y ausencia de cariño. Y para llamar su atención se convierte en una asesina incapaz de sentir empatía hacia el dolor ajeno. Sus crímenes son rituales, haciendo que las víctimas se parezcan a su propia madre a quien culpa de los abusos sufridos en su niñez al concentrar toda su atención en su hermano “enfermo”.
En La chica del semáforo y el hombre del coche nada es lo que parece.
A priori, el amor aparece como la culminación de todo lo bueno que puede crear el ser humano. El amor como bálsamo. Como objetivo. Como ilusión. De hecho, todos los personajes se mueven por amor, pero cada uno con una visión muy particular del mismo. Jack se mueve por amor a los números, cree que solo se puede cambiar el mundo a través de éstos. Y está convencido que el Proyecto Vida marcará un antes y un después en la Humanidad.
Por su parte, Wendy, demuestra su amor por su hermano matando desconocidas para llamar su atención. Concentra su dolor y rabia haciendo entender a las mujeres que deben revelarse contra el yugo masculino. Lo malo es que para ello deba asesinarlas.
En cuanto a Kevin, hermano de Mia, hay que destacar que estuve a punto de morir a manos de unos niñatos de clase alta que le dieron una paliza por diversión y lo abandonaron en un contenedor de basura. Se salvó, pero vive con graves secuelas, entre ella una placa de titanio incrustada en el cráneo. Desde entonces su objetivo es la venganza. En primer lugar de las personas que le asaltaron, y en segundo de la sociedad que permite que la gente con dinero no pague por sus actos. Para ello roba millones en el banco de Jack, y así comprar uranio en el mercado negro para construir una bomba.
La agria crítica social que el autor hace a través de sus personajes con un ambiente in crecendo, con subtramas en cada uno de ellos, refleja a la perfección la sociedad actual. Pero no como algo condenado al fracaso, sino con un claro mensaje de esperanza.
Si bien la obra cierra todas las tramas que presenta, creo que merece la pena darles una nueva entrega a Jack y Mía para aclarar qué ocurre con el Proyecto Vida y con la voz no tan irreal.
Un fantástico thriller que te atrapa y no puedes dejar de devorar página a página porque tienes la imperiosa necesidad de saber que va a pasar en el siguiente capítulo.
Una novela para saborearla a ciegas, una novela negra que explora la condición humana y algunas de las grandes preguntas que más inquietan al ser humano.
DAVID ORANGE, nació en Valencia, es Diplomado en Fisioterapia y Licenciado en Comunicación Audiovisual, y actualmente compagina su actividad profesional con su gran pasión, la escritura. Tras la publicación de “Género de violencia” su primera novela, el éxito le ha alcanzado con “La chica del semáforo y el hombre del coche”.
Publicada el 30 de octubre del 2019 en "Peregrinos y sus letras"
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