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  • Foto del escritorViolant Muñoz i Genovés

Un asesino en serie corre por las calles de Vitoria

"El silencio de la ciudad blanca" de Eva Gª Sáenz de Urturi, publicada por Planeta.


Actuó por primera vez hace veinte años, pero la reciente aparición de dos nuevos cadáveres ha hecho que vuelva a cundir el pánico en la ciudad de la Virgen Blanca. Sin embargo, el principal sospechoso, un arqueólogo aficionado a la televisión y al esoterismo, está en la cárcel y nadie sabe si ha conseguido un cómplice o si le ha salido un imitador. Con estos elementos compone Eva García Sáenz de Urturi un thriller policíaco que viene a sumarse a la renovación del género negro iniciada hace ya algunos años por Dolores Redondo con su Trilogía del Baztán. Porque El silencio de la ciudad blanca también habla de crímenes, de ritos ancestrales y de leyendas vascas.



Ahora bien, Eva García Sáenz de Urturi da un paso más allá al convertir a un muerto –o al menos eso parece- en su narrador. Alguien ha disparado al inspector de policía Unai López de Ayala mientras investigaba ‘el doble crimen del dolmen’ y, como estaba obcecado en impedir que nadie muriera, no se dio cuenta de que él sería la siguiente víctima. De ahí su sorpresa cuando descubre que le han descerrajado un tiro en la cabeza: ‘Un policía nunca espera cerrar un caso siendo la última víctima del asesino en serie que tiene aterrorizada a la ciudad, pero la vida tiene formas muy creativas de jugártela’.


Apenas un mes antes, en concreto el 24 de julio de 2016, el inspector Unai López de Ayala analizaba el escenario de un crimen que habría de traer los fantasmas del pasado a la ciudad. Los cadáveres de un chico y una chica habían aparecido en una de las criptas de la Catedral Vieja, y la posición en que los cuerpos se encontraban recordaba a los asesinatos cometidos en el pasado por Tasio Ortiz de Zárate, un arqueólogo que lleva veinte años en la cárcel por haber sido declarado responsable de una serie de crímenes rituales que tuvieron como escenario principal los lugares más emblemáticos de Vitoria: el dolmen de la Chabola de la Hechicera, el yacimiento celta de La Hoya, las Salinas romanas de Añana y la Muralla Medieval. En todos los casos se encontró a una pareja (siempre hombre y mujer, y en ocasiones niño y niña) estirados en el suelo, mirándose a los ojos, cada uno con una mano apoyada en la mejilla del otro, y con tres ‘eguzkilores’ (flores del sol, antiguamente usada como protección para evitar la entrada de seres malignos en las casas) rodeando sus cuerpos. Aquellos asesinatos conmocionaron a la población a mediados de los 90s, pero también despertaron tanto morbo que incluso se crearon rutas turísticas para visitar los lugares de los crímenes. El propio Unai López de Ayala, en aquel tiempo un veinteañero, se sintió tan atraído por el caso que, ya entonces, decidió hacerse policía.


Y ahora, veinte años y cuatro meses después, el inspector Ayala no sólo recuerda aquella serie de asesinatos, sino que se hace cargo de la investigación de las nuevas parejas de cadáveres que están apareciendo por toda la ciudad, las cuales murieron a consecuencia de la picadura de una abeja introducida en sus bocas cuando todavía estaban vivas y fueron después colocados en la misma posición que las víctimas de antaño.


Pero Ayala no es el único protagonista de esta historia. Porque Tasio Ortiz de Zárate, el hombre al que encarcelaron por aquellos asesinatos, disfrutará de su primer permiso penitenciario dentro de unas semanas y, al parecer, también está preocupado por la aparición de estos nuevos cadáveres. De hecho, será él mismo quien solicite una entrevista con el inspector para ofrecer su ayuda. Según le confesará, él nunca mató a las ocho víctimas de la primera hornada de crímenes y ahora teme que la aparición de un imitador pueda provocar un rebrote del odio que la ciudadanía siente hacia su persona.


La aparición de nuevas parejas de cadáveres y la permanencia en prisión de Tasio harán que Unai Ayala se centre en el otro sospechoso principal: el hermano gemelo de Tasio, Ignacio Ortiz de Zárate, un ex inspector de policía que se hizo famoso cuando, muy a su pesar –o tal vez no-, tuvo que detener a su propio hermano por la autoría de aquellos asesinatos. La fama de la que gozaba Tasio al ser un presentador de un programa de televisión basado en la arqueología, la Historia y los crímenes saltó de un gemelo a otro, siendo a partir de entonces Ignacio quien gozaría del reconocimiento popular por haber resuelto el caso y por no haber dudado a la hora de arrestar a su hermano. Sin embargo, y según se va descubriendo a lo largo de la novela, no es oro todo lo que reluce en Ignacio, y Ayala se encargará de sacar a la palestra su interés por las menores de edad, sus jueguecitos de intercambio de personalidad con su hermano y sus otras maldades hasta la fecha silenciadas.


Pero Ignacio no es el único que despierta el interés del inspector. Porque, mientras Vitoria se convierte en un hervidero de rumores sobre el carácter esotérico e incluso satánico de los crímenes, aparecen otros personajes que encajan con el perfil del asesino: el padre de una de las víctimas, el misterioso director del rotativo El Diario Alavés, un herbolista peligrosamente aficionado a los alucinógenos y a las leyendas tenebrosas, un hacker capaz de colarse en el sistema informático de la Policía, un experto en la iconografía medieval alavesa… Las declaraciones y confesiones de todos estos individuos irán dirigiendo al lector hacia un lugar al que tal vez no quiera acudir: la Álava oculta. Y es que, lenta pero firmemente, la investigación se irá escorando hacia los misterios de una provincia en la que el folklore y las creencias ancestrales siguen teniendo un peso notable entre la población, y las pistas parecerán indicar que, para resolver los pares de crímenes que se están volviendo a suceder, hay que remontarse a la historia más remota de la ciudad, en este caso representada en la iconografía del triángulo representado por la ermita de San Vicentejo y las iglesias de Burgondo y Ochate, y ejemplificada en los oficios celebrados en las cuevas de Zugarramurdi cuatro siglos atrás, entre muchos otros lugares.


Así las cosas, Eva García Sáenz de Urturi no se ha conformado con narrar las pesquisas de un inspector de policía que lucha por mantener la paz en la Vitoria actual, sino que además se ha atrevido a dar un salto al pasado, concretamente a 1969, para contar la historia de Blanca Díaz de Antoñana y de Álvaro Urbina. La primera es la esposa maltratada del poderoso industrial Javier Ortiz de Zárate, y el segundo es un médico que ha tenido que luchar con uñas y dientes para ascender socialmente. Juntos viven un romance a espaldas del marido y, fruto de esta relación, nacerán tres niños (trillizos), uno de los cuales será tan pelirrojo como el doctor. Temeroso de que Javier monte en cólera y mate a su esposa por infiel, Álvaro Urbina decidirá llevarse al niño y darlo en adopción (ilegal) antes de que estalle el escándalo. Años después, cuando el inspector Ayala investigue la segunda oleada de crímenes acaecida en Vitoria, tendrá que averiguar qué fue de aquel niño pelirrojo que convierte a los gemelos Ortiz de Zárate en trillizos.


Eva García Sáenz de Urturi ha escrito un thriller policíaco-esotérico que no sólo rinde homenaje a clásicos del género como El silencio de los corderos de Thomas Harris –llevada al cine en 1991 por Jonathan Demme y protagonizada por Jodie Foster y Anthony Hopkins-, con el que comparte la idea del asesino de gran inteligencia ayudando a un inspector policía desde la cárcel, sino también a las series de televisión que han renovado la ficción policíaca, y en especial a True Detective, de Nick Pizzolatto, con la que comparte el universo esotérico y mitológico vinculado al mundo del crimen. Sin olvidar el interés que pone la autora en denunciar la violencia de género y la adopción ilegal de niños en la España de la década de los 70.


La autora rinde su particular homenaje a las series de ficción policíaca que han revolucionado la televisión. Convierte a uno de sus protagonistas, el supuesto asesino Tasio Ortiz de Zárate, en un experto en el género, dado que, durante sus veinte años en prisión, este personaje se dedica a estudiar criminología y a analizar la dinámica de dichas series, llegando a ser tan experto en las mismas que lo contratan como guionista y asesor de las principales productoras internacionales.


En su cuenta de Twitter, donde desgrana las claves de las series policíacas, tiene más de medio millón de seguidores, algo que desconcierta a los inspectores que siguen su caso, dado que, teóricamente, Tasio no tiene acceso a internet en la cárcel. Con todo, en su perfil cuelga –o alguien cuelga en su nombre- consejos de todo tipo para entender las series, como por ejemplo: «Al espectador le tiene que encantar odiar a tu antagonista», «La mejor manera de generar ironía dramática es dejar que en el primer acto el espectador sepa más que el protagonista», o «Cuando estés construyendo a tu antagonista, ten en cuenta que los villanos no saben que son villanos. Son personajes que se acuestan por la noche con la conciencia limpia, seguros de que hacen lo correcto».


El silencio de la ciudad blanca también puede ser leída como una novela que rinde homenaje a una ciudad que, hasta el momento, había tenido a Ken Follet como su máximo exponente literario, ya que el autor británico se inspiró en su Catedral Vieja para escribir la segunda parte de ‘Los pilares de la Tierra’. Sin embargo, la irrupción de Eva García Sáenz de Urturi en el panorama literaria renueva la relación de Vitoria con la literatura y convierte ‘El silencio de la ciudad blanca’ en uno de los mejores muestrarios que la ciudad tiene de cara al exterior.


Por las páginas de esta novela, no sólo discurren los monumentos más importantes o conocidos de Vitoria –Plaza de la Burullería, Catedral Vieja, la Muralla Medieval, el Paseo de la Senda, el Anillo Verde, la Casa del Cordón, la estatua del Caminante, etc.-, sino también las tradiciones que han convertido la ciudad en un foco de interés turístico, como el día de la Blusa, el del Celedón o el de San Prudencio, o también las pastelerías donde venden los famosos Vasquitos o Nesquitas.


Pero la autora no olvida el otro gran legado de la cultura alavesa: el folklore y la superchería. Apoyándose en la mitología local, Eva García Sáenz de Urturi recrea en esta novela algunos de los acontecimientos más importantes en la historia del paganismo y el ocultismo alavés. Así, y por poner un ejemplo, incluye los sucesos de Zagarramurdi de 1610 –sobre los que Álex de la Iglesia rodó una película-, por los cuales se condenó a once vecinos con pena de hoguera por sus supuestas prácticas vinculadas a la brujería. De igual modo, la novela también repasa los personajes populares de Vitoria, incluyendo aquellos que se hicieron tristemente famosos en la crónica negra de la ciudad, como el Sacamantecas.


Pero, si algo destaca por encima de todas estas cosas, sin duda es la descripción de los lugares alaveses vinculados con el esoterismo, la magia, las maldiciones, las leyendas negras y demás rincones de la historia de la provincia. Por poner sólo un ejemplo, tal vez habría que destacar la ermita de la Concepción de San Vicentejo, un lugar cuya arquitectónica no sólo es una muestra de arte medieval, sino que esconde un secreto que tal vez sirva para desenmascarar al asesino. Allí, mientras observa los relieves esculpidos en las paredes y columnas, el inspector Ayala será por primera vez ‘consciente de estar leyendo, por fin, la novela que el asesino estaba escribiendo para los iniciados que supieran verlo: cada doble crimen era un capítulo’.


En definitiva, una novela trepidante que se lee de una sentada y que convierte Vitoria en el epicentro de los crímenes contemporáneos. Elegante. Compleja. Hipnótica.


Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria). Titulada en Optometría, ocupó diversos puestos de dirección en el sector óptico y posteriormente desarrolló su carrera profesional en la Universidad de Alicante. En 2012 su novela La saga de los longevos se convierte en un fenómeno de ventas y se traduce al inglés con gran éxito en Estados Unidos y Gran Bretaña. En 2014 publica Los hijos de Adán y la novela histórica Pasaje a Tahití (Espasa). Sus tres novelas han sido número uno en digital a nivel nacional. Es jurado habitual en concursos literarios y colabora en la Cadena Ser. Su curso de Marketing On-line para Escritores es uno de los mejor valorados. Conferenciante y formadora experta en escritura creativa, imparte numerosas ponencias de literatura y social media. Es una de las escritoras españolas con más seguidores en la red.

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