Una revelación literaria: una novela sorprendente sobre tres generaciones de mujeres y su relación tumultuosa con el dinero, el amor, la belleza y las convenciones sociales.
Sevillana es la historia de Alejandra Díez de la Cortina, una joven arquitecta de interiores que está a punto de casarse con Gonzalo, su novio de toda la vida. Los dos son sevillanos pero viven en Madrid por motivos laborales. A Alejandra le ha pasado lo que a muchas jóvenes de su ambiente: cuando la relación se consolida, el hastío amenaza entre monterías de caza, paseos a caballo e interminables partidas de golf. Es entonces, durante uno de esos eventos sociales, cuando un amigo de Gonzalo comienza a acercarse peligrosamente a ella.
Esta es también la historia de su abuela, que acaba de quedarse viuda y se siente muy sola, aunque es feliz ante la idea de la boda de su nieta.
Y es, por último, la historia de su madre, que tiene una obsesión secreta y que está más irascible que nunca: esa vida de apariencias, fiestas y prejuicios ya no le llena. ¿Qué une realmente a esas tres generaciones de mujeres? ¿Por qué los miedos de su madre son tan importantes para las decisiones que deberá tomar Alejandra?
En palabras de la propia autora: "...«El primer apunte que tengo de la novela es del 15 de marzo de 2020 a las dos de la mañana. Dice: madre e hija, querer condicionado por peso, si está gorda, no la quiere. El germen de la novela fue la frase de una madre a una hija que oí de refilón. Delante de un grupo de gente, le recordaba que ella no debía comer más, que estaba a dieta y tenía que adelgazar. Comencé a pensar en aquello y me di cuenta de que no era la primera vez que observaba ese tipo de actitud, que aquella escena no había sido anecdótica. Ya había visto a señoras jactarse de que las faldas que ellas vestían de jóvenes jamás les cabrían a sus hijas. Sospeché que en algunas mujeres los cuerpos de sus hijas, por haber salido del suyo, por haberlos cuidado y protegido, son una extensión de sí mismas. Me interesó también, por tanto, la respuesta de las hijas, que, a medida que se hacen mayores, toman conciencia de que sus madres ni son de forma exclusiva madres ni son necesariamente quienes ellas
desearían que fueran.
Por otra parte, la endogamia de algunos círculos sociales, sobre todo de los de capitales medianas como Sevilla, me llama mucho la atención. Ahora que atravieso la edad de las bodas y los bebés, veo cómo personas que he visto crecer en el mismo ambiente se casan entre ellas. Me hace gracia y me aburre. Es como si el departamento de casting se hubiera quedado sin presupuesto. Ese encierro social me llega a resultar sofocante. Quería contar cómo en un círculo social de este tipo las vidas, con frecuencia, se heredan.
A las influencias me da pudor mencionarlas. Ojalá percolaran de alguna forma en lo que escribo. Te hablo mejor de referentes, de en quién pensaba cuando escribía. Escribiendo "Sevillana" me he concentrado en Miguel Delibes, en Carmen Martín Gaite, en Emilia Pardo Bazán. No leí Cinco horas con Mario hasta que hube acabado todos los capítulos de Sandra. Me daba miedo copiarlo de forma inconsciente. Pensaba, entonces, en Mi idolatrado hijo Sisí. Pensaba en Entre visillos y en Insolación.
Leí también, varias veces (me da pavor mencionar esto), La casa de Bernarda Alba. En el banquillo anglófilo, Vivian Gornick, John Steinbeck y Vladímir Nabokov. Estos dos últimos me recordaban que se puede aspirar a narrar a través de los juegos del lenguaje. Para decidirme por tres voces y en la posibilidad de lo ilegible pensé en El ruido y la furia, de
William Faulkner. Al margen de estos cuatro y desde Europa, pensé en Stefan Zweig y su
Veinticuatro horas en la vida de una mujer. 10/10 en pretenciosidad.
Intuyo que el enfoque al que fuerza el periodismo (todas las partes, todas las versiones) explica que quisiera recoger las voces de tres mujeres de generaciones distintas, lo más cerca que podía estar de dibujar la vida completa de una mujer perteneciente a la clase alta y conservadora de Sevilla. El periodismo dota también de herramientas útiles para la construcción de los personajes (si imaginas que los tienes que entrevistar) y de las atmósferas (si finges que estás escribiendo una crónica y tu misión es encontrar el detalle que defina la escena). De los textos de opinión he intentado alejarme, pero hay algo allí presente de lo que no he podido huir: la comida. Lo que disfruto comiendo aparecía en mis columnas y ahora en mis editoriales. Yo creo que la comida, que en nuestro contexto no es solo alimentación, sino placer y capricho, me ata a la vida, me la subraya. Me obsesiona y reconforta..."
Charo Lagares deslumbra con una primera novela emocionante y divertida sobre los vínculos de una familia de la clase alta y conservadora de Sevilla.
Charo Lagares(Sevilla, 1993) empezó a estudiar Derecho en Sevilla, pero pronto lo dejó por la carrera de Periodismo. Ha trabajado en medios como Cosmopolitan, Diario de Sevilla y RTVA, y fue directora de Marie Claire. Durante varios años como redactora de la revista, sus artículos de opinión la convirtieron en una de las columnistas más mordaces del panorama español, pero lo que ella ansiaba sobre todo era convertirse en narradora. Sevillana(Lumen, 2023) es su primera novela.
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