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  • Foto del escritorViolant Muñoz i Genovés

"No tocarás" de Nuria Pérez

Tres mujeres excepcionales unidas por sentimientos universales,

tres destinos entrelazados.



No tocarás incide en la importancia de los hilos narrativos que, a pesar de las distancias espaciotemporales que nos separan, nos demuestran que todos estamos unidos por objetos, lugares o acontecimientos. En este caso, el espacio que conecta a las tres protagonistas es el Alexandra Palace, un edificio emblemático de la capital británica hoy destinado a la celebración de toda clase de eventos.


Verano de 1873. El Alexandra Palace acaba de inaugurarse a las afueras de Londres y la vida tranquila de la joven Mary Hessler, que trabaja muy cerca de allí, está a punto de cambiar. Una noche cometerá un acto inconfesable que, muchos años después, será decisivo también para Adela Ferri y Marta Soler. Verano de 1998. Marta, una celadora en el Museo Sorolla, lleva meses intercambiándose mensajes secretos con un desconocido y sus días transcurren entre hipótesis sobre quién estará detrás de ese juego y paseos por las calles de Madrid. Mientras, en Londres, Adela afronta como puede la crisis de su matrimonio y se siente protagonista de una extraña realidad que ella, pese a dedicarse a la escritura, no consigue definir. Separadas en el tiempo y el espacio, pero unidas por un recorrido marcado por la culpa, los condicionamientos sociales, la obsesión y la búsqueda del amor, las historias de Mary, Adela y Marta nos demuestran que, a veces, basta cortar un hilo para que todo se desmorone a nuestro alrededor, y que cada decisión que tomamos es una pieza de dominó que se vuelca sobre las demás.


Mary Hessler: joven del Londres victoriano que trabaja de niñera en la mansión de la poderosa familia Walcott. Bondadosa y de gran corazón, obsesionada con la idea del pecado, sus visitas al párroco de la iglesia en busca de un bálsamo para calmar sus inquietudes no hacen más que acrecentar sus temores. Su padre, el capitán Hessler, dirige una de las dotaciones de bomberos que participará en la extinción del incendio del Alexandra Palace en 1873. La noche del incendio Mary cometerá en secreto un acto que dará un vuelco inesperado a su vida.


Adela Ferri: escritora madrileña afincada en Londres a finales del siglo XX. Vive en una de las mansiones de estilo Tudor de Highgate con un marido italiano y una hija adolescente, mientras que su hijo mayor estudia en otra ciudad. En 1998 publica una novela que coincide en las librerías con la segunda entrega de Harry Potter. Su abuela fue camarera en el Alexandra Palace y su abuelo estuvo preso en ese mismo lugar durante la Gran Guerra. Cuando está sola, Adela observa una fotografía que tomó su abuela hace años en el Museo Sorolla y que le provoca extrañas visiones que no puede compartir con nadie. A punto de presentar su novela, y de dar un impulso a su carrera como escritora, Adela tomará en secreto una determinación que dará un giro sorprendente a su vida.


Marta Soler: madrileña de 28 años que trabaja como celadora en el Museo Sorolla. Su padre le enseñaba códigos secretos para comunicarse y le escribía las soluciones en la bolsa de la merienda. A la muerte de su padre, su madre se marchó a Mahón y desde entonces Marta vive sola con su perra Chusca sin más familia que los vecinos del barrio y sus perros. Corre el verano de 1998, el calor es sofocante y el Mundial de fútbol acapara todas las conversaciones, pero Marta tiene otras inquietudes: averiguar la identidad de alguien que cada lunes le deja un mensaje escrito con el Cifrado de César en los rincones más insospechados del Museo Geominero, del que lo sabe todo, y descubrir el secreto que se esconde detrás de una de las vitrinas del Museo Sorolla.


Infatigable, perfeccionista, obsesionada con las estructuras y los números y con una cabeza perfectamente amueblada, nada es azaroso en el quehacer literario de Nuria Pérez. Tanto en su pódcast y sus ensayos como ahora en su primera obra de ficción, todo obedece a un asunto de investigación, precisión y método. Como avezada publicista, Nuria Pérez domina muy bien el arte de la comunicación. Así que aprovechamos la publicación de No tocarás para preguntarle por este giro en su carrera como escritora y por las claves de su novela.




.- Esta historia habla de tres mujeres separadas en el tiempo y en el espacio, pero, a medida que avanzamos en la lectura, descubrimos que están unidas. ¿Qué la ha llevado a querer entrelazar vidas tan lejanas?

En realidad, es la tesis que mueve todo mi trabajo: demostrar que, pese a las distancias geográficas y temporales, todos estamos unidos por una serie de emociones, anhelos o inquietudes que se mantienen inalterables a lo largo de los siglos. Quienes han escuchado algún capítulo de Gabinete de Curiosidades saben que me apasiona tejer hilos narrativos que unan historias aparentemente lejanas entre sí. En esta novela en concreto quise unir dos elementos que me apasionan: soy una gran amante del trabajo de Joaquín Sorolla, en especial de su retrato Clotilde con traje gris. Y me interesa mucho también la historia que hay detrás del Alexandra Palace, un edificio del norte de Londres. Decidí investigar hasta encontrar algo que uniera ambos. Cuando lo encontré, supe que tenía el germen de la novela.


.- Siempre ha defendido que la Historia puede ser explicada a través de los objetos cotidianos.

Sí, porque los objetos no mienten. Se suele analizar la Historia a partir de los protagonistas (ya sean ganadores o perdedores) y al hacerlo es fácil caer en sesgos. A mí me interesa más la gente común y la vida doméstica, porque suelen proporcionarnos una visión objetiva y sincera de lo que significaba vivir en una determinada época. Los objetos hablan de rutinas, de intereses, de pasiones. ¿Cómo era el día a día de alguien que vivía a escasos metros de donde se escribía la historia? Ese punto de vista siempre me ha parecido más revelador. Y los objetos que esa persona usaba pueden decirnos muchísimo.


.- Como, por ejemplo, una taza de Spode.

Exacto. Uno de los protagonistas de mi novela es una pequeña taza, un pocillo, de la marca Spode, una vajilla inglesa que siempre me ha encantado y que, en realidad, puede tener el mismo valor para mí que para una señora de Nottingham o para otra de Nápoles. Es el tipo de objeto que se va heredando y que se convierte en testigo de varias épocas y maneras de vivir.


.- Supongo que uno de sus grandes retos ha sido no inundar su novela de datos curiosos, que es lo que en realidad hace en Gabinete de Curiosidades.

Es cierto que, en los dos ensayos que he escrito en torno a mi pódcast, hay muchas notas al pie. Pero en No tocarás no las he utilizado, porque se trata de narrativa. Con todo, al final de la novela he añadido algunas notas históricas que aportan datos para ampliar la información. A fin de cuentas, me gusta la gente curiosa y entiendo que esas personas querrán saber más cosas sobre los eventos históricos que se mencionan.


.- La novela contiene muchas referencias literarias.

El libro se abre con una cita de Henry James: «Somos como islas en el mar, separadas en la superficie, pero unidas en la profundidad», que creo resume muy bien no solo esta novela, sino todo mi trabajo. Además, hay referencias a Shakespeare, Susan Sontag y Dante. La presencia de la Divina Comedia es constante a lo largo de la novela, es un libro muy importante para mí. En cuanto a Shakespeare, él es el mayor maestro en el arte de hilar vidas entre sí. Y para mí siempre ha estado ligado a Valle-Inclán, que solía decir que no necesitaba leer más textos de dramaturgia porque ya había leído a Shakespeare.


.- A propósito de Valle-Inclán. En el libro hay también una parte de misterio con elementos que exploran lo sobrenatural.

Soy gallega y quería rendir homenaje a mis raíces y a esa tradición de escritores, como Valle-Inclán o Rosalía de Castro, que veneraban lo sobrenatural. En la cultura celta se llama «espacio delgado» a esa frontera que separa lo terrenal de lo celestial. Esa línea en el horizonte, que la niebla gallega difumina siempre, y que puede aplicarse también a lo cotidiano. La razón no siempre alcanza a explicar todo lo que ocurre. Hay un factor, llámalo instinto, llámalo maxia, llámalo destino, que a veces parece apropiarse de nuestra realidad. ¿Qué debemos hacer cuando eso nos sucede? El personaje de Adela explora esta cuestión.


.- Ésta es su primera experiencia con la ficción. ¿Va a continuar?

Sí, de hecho ya estoy con una nueva novela, que aún no tiene título y de la que prefiero no desvelar detalles, más allá de que algunos personajes secundarios de No tocarás aparecerán como protagonistas principales.


Publicada el 2 de Mayo del 2024 en la revista digital "Peregrinos y sus letras"

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