Manuel Vilas, uno de los mayores referentes de la literatura española actual, vuelve con una gran historia de amor. Los besos nos descubre el sentido más profundo de la vida y el equilibrio perfecto entre el erotismo y la ternura. Una obra luminosa que nos demuestra que enamorarse, a cualquier edad, es la auténtica salvación.
Marzo, 2020. Un profesor abandona Madrid por prescripción médica. Salvador, de 58 años, se ha pre-jubilado antes de tiempo. Sus fallos de memoria y silencios en clase ante sus alumnos eran las señales de una incipiente enfermedad neurológica. Tras el diagnóstico, el protagonista aprovecha el ofrecimiento de su sindicato: instalarse en una cabaña en la sierra, en el pueblo de Sotopeña. Allí, rodeado de naturaleza, podrá descansar y encarar su nueva etapa vital. Decidido a aprovechar su tiempo en soledad, el profesor acude a la cabaña con varios libros, entre ellos, el Quijote de Cervantes, que le servirá de refugio e inspiración mientras el mundo lucha contra la irrupción del Covid19, que está cambiando por entero el devenir de la humanidad. Salvador deberá confinarse en la cabaña, sin embargo, su vida está a punto de dar un vuelco. Al acudir la única tienda del pueblo, conoce a una mujer apasionada trece años menor. Montserrat, la tendera, es hermosa y de personalidad arrolladora. Ella cautiva a Salvador. Verla por primera vez supone para él una auténtica revelación.
Montserrat acudirá a la cabaña de Salvador con alimentos de la tienda, aunque esos trayectos supongan, en realidad, el nacimiento de una relación sentimental extraordinaria. Entre los dos crece una confianza plena e inesperada que poco a poco dará pie a una fuerte atracción, al amor y al deseo. Sus encuentros son un gran baño de luz y difieren del resto del mundo, que marca todas las distancias físicas posibles. Salvador se ilusiona y le cambia el nombre, la llama Altisidora, como un personaje del Quijote. Ambos se enamoran y construyen una relación madura, con las prevenciones propias de sus cuerpos y recuerdos: el pasado reaparece constantemente. Y será el pasado el que marque la duración de su romántica y apasionante historia.
"Los besos" es una novela de amor romántico e idealizado, pero también de piel y amor carnal, de cómo en mitad de una crisis universal dos seres humanos intentan regresar a la patria biológica y atávica del erotismo, ese lugar misterioso donde hombres y mujeres encuentran el sentido más profundo de la vida. Tras Ordesa y Alegría, Los besos es la primera obra, claramente de ficción, de Manuel Vilas, un autor cuyo estilo ha impactado con fuerza en las generaciones que van de los treinta a los sesenta años. La novela trata sobre lo importante que es enamorarse siempre, a cualquier edad, y de cómo esa ilusión, pasión, erotismo y locura que provoca el estar enamorado nos salva. Aunque Salvador llega a ese enamoramiento de forma inesperada, encontrará en él la mejor forma de encarar la vida. Ante la incertidumbre, amor. En esta historia, el virus, pese al riesgo, supone una oportunidad para el protagonista. Los dos enamorados se aman con intensidad, de piel y de alma. La naturaleza de Sotopeña, Madrid y la playa de Benicasim (Castellón) son los escenarios elegidos para enmarcar su pasión. Filosófica y poética, la narración en la primera persona de Salvador navega entre la realidad cotidiana y la idealización del amor. Página a página y al más puro estilo Vilas, aunque alejado de la novela autobiográfica, esta historia explora la condición humana desde los sentimientos y radiografía a dos almas que están deseando amar y que lo consiguen en un marco adverso (el confinamiento) y lo hacen desde las ventajas y desventajas de la madurez, “la edad del millón de cautelas”. Vilas describe y disecciona con un bisturí poético esa enajenación que todos anhelamos sentir y sentimos cuando nos enamoramos. ¿Por qué la pasión amorosa y la ilusión tiene un principio y un final? ¿Por qué no puede durar eternamente esa maravillosa locura? ¿Cómo evitar que el amor no se convierta en algo vulgar? ¿Cómo comienza el amor? Todo esto y mucho más bulle en esta bella y entretenida novela donde el idealismo, encarnado por Salvador, el protagonista masculino, lucha por convivir con el realismo que representa Montserrat, la protagonista femenina –también llamada Altisidora–. Y es que esta novela es también un gran homenaje a Cervantes: Vilas retrata a su Salvador como un tierno Quijote del siglo XXI. Majestuoso y sentimental, el nuevo libro de Manuel Vilas es un verdadero tesoro, una delicia que conquistará a los lectores –tan cercanos a la realidad que narra– desde la emoción. Una obra que conmueve y nos hace reflexionar.
El amor con mayúsculas. Es el gran tema de esta novela. El autor lo trata con emoción y sin frivolidad. Lo hace desde múltiples vertientes: el amor carnal, el sexo y la pasión que dan comienzo con los besos o el amor en la madurez, más sabio pero tan erótico e intenso como el que puede vivirse en la juventud. En cualquier caso, el amor adopta una idea transversal: es la mejor forma de salvarnos. Estar enamorados no solo es un estado ideal, sino también una manera de dar sentido a nuestras vidas. En contraposición a esta visión del amor, el autor también hablará del fracaso sentimental, que no puede escapar tampoco del fracaso personal, cuando aborda el pasado familiar de Montserrat. La ilusión permanente. La encarna Salvador. Su amor es el motor de esa ilusión que no pierde a lo largo de la historia, a pesar de que el contexto no ayude y de que sepa que toda historia de amor termina por acabarse. El protagonista muestra la ventaja de mantenerse ilusionado y de actuar en consecuencia. El homenaje a Cervantes y al Quijote. El autor se vale de Cervantes y su obra cumbre para utilizarlos como hilo conductor del relato. Desgrana el mensaje de la obra del célebre autor español, a la vez que aprovecha el valor simbólico de la novela, sus personajes y los temas que trata. Salvador, con un nombre propio lleno de sentido para esta novela, termina por convertirse en un caballero andante capaz de cometer locuras por su amada. Y es que el protagonista las cometerá a su manera. Para Salvador, además, los libros son también un bálsamo. El sentido de la vida. Las reflexiones del protagonista apuntarán a menudo en esa dirección, como también las que le brindaba Rafael durante sus encuentros en la Academia. La filosofía es parte de esta novela y, como no, los profundos pensamientos del protagonista sobre temas como la senectud, la muerte y la soledad de los que fallecen, la enfermedad, la llamada Oscuridad y también el envejecimiento de los cuerpos que se aman. La emocionalidad de sus ideas impregnan las inquietudes de los lectores. La cotidianidad. Los besos también son una oda a lo cotidiano. El autor describe el día a día de su estancia en la cabaña, se fija en objetos dándoles un tierno protagonismo, como la bonita taza azul de desayuno que Rafael da a su Altisidora, o describe las sensaciones que le causa ver el Opel Astra de Monserrat. La maternidad. Amante idealizada, Montserrat también es madre. La angustia por mantenerse distanciada de su hijo y la sensación de fracaso forman parte de su carácter. El Covid-19 y el mundo que le rodea. A menudo, el reflejo de la pandemia llevará implícita la crítica a los políticos o a la forma de encarar la crisis sanitaria por parte de la humanidad. Con sarcasmo, Rafael llamará narcisos a los gobernantes y dará su opinión sobre el virus, que le trajo el amor de Altisidora como regalo. Como en otras de sus obras, el capitalismo y sus efectos también tienen su reflejo en las páginas. A su vez, la mente de Rafael recorrerá algunos periodos de la historia, como el 23-F.
Manuel Vilas (Barbastro, 1962) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza. Es autor de seis poemarios y su obra lírica se ha compilado en Amor (2010) y en Poesía completa (2016). Su obra narrativa la inicia España, a la que le siguen Aire nuestro, Los inmortales, El luminoso regalo y los libros de relatos Zeta y Setecientos millones de rinocerontes. Es autor del libro de viajes América, de Listen to me y de Lou Reed era español. Su novela Ordesa (2018) fue traducida a más de veinte lenguas y elegida libro del año por el suplemento Babelia y obtuvo el Premio Femina, concedido en Francia a la mejor novela extranjera. Su novela Alegría (2019) fue finalista del Premio Planeta y ha sido traducida a varias lenguas, además de ser finalista en Francia del premio Jean Monnet de literatura europea. Colabora en El País y otros medios.
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