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Foto del escritorViolant Muñoz i Genovés

"Las dos vidas de Mina Índigo" de Alaitz Leceaga

A las puertas de celebrar la Exposición Universal de 1888, un brutal crimen escandalizará a los habitantes de Barcelona. Pero la médium más famosa de la ciudad y el nuevo y perspicaz patólogo forense están decididos a dar con el verdadero culpable. Los dos, que pondrán en riesgo sus vidas, deberán mantener sus secretos a salvo, mientras entre ellos surge una peligrosa atracción.




De la mano de unos personajes fascinantes y con la prosa magnética que la caracteriza, Alaitz Leceaga nos adentra en un lugar y momento histórico apasionantes, germen de lo que llegará a ser el siglo XX.


Barcelona 1888. Mina Índigo es la médium más solicitada de la ciudad. En su palacete del céntrico pasaje de Permanyer organiza sesiones espiritistas para damas de la alta sociedad, quienes acuden allí con frecuencia con la esperanza de contactar con sus seres queridos. El espiritismo no es bien visto por todos, aunque ella consigue mantener su estatus en los círculos privilegiados de la ciudad. En realidad, la médium es una experta investigadora que usa contactos de todo tipo para obtener información comprometedora de sus clientes. De esta manera las sesiones espiritistas, aderezadas por los trucos ideados por su ayudante Zelda, causan sensación entre sus clientas pertenecientes a ricas familias de industrias y comerciantes.


Pero, tras un mal presentimiento, la vida de Mina da un vuelco: una de sus confidentes la amenaza con poner al descubierto la farsa de su negocio. A cambio, obliga a Mina a que utilice sus contactos para dar con el paradero de su hija desaparecida. Sin embargo, no solo el tiempo correrá en su contra. La joven aparecerá muerta en una acequia. Aún así, Mina está empeñada en saber quien se esconde detrás de este terrible suceso que ha alborotado una ciudad volcada en los preparativos de la Exposición Universal. El asesinato conmociona a sus habitantes, aunque nada puede alterar los planes de quienes desean que, por encima de todo, se celebre con éxito un evento de tal magnitud ¿Tendrán los ataques anarquistas algo que ver? ¿Será cosa de los seguidores del espiritismo?


La investigación policial de este nuevo caso, liderada por el inspector Ramiro Bocanegra, implicará el estreno de un patólogo forense, el británico doctor Ellis. Mina, casada con el anterior especialista en el cargo, deberá ganarse la confianza de Ellis, a pesar de la frialdad inicial del médico y de las suspicacias que despierta la relación de ambos a ojos de los demás. Los dos tratarán de resolver el crimen, moviéndose entre lujosas fiestas en el Liceo y las calles más tortuosas del Raval, antes de que el escándalo y la sangre salpiquen las calles, mientras entre ellos surge una atracción inesperada.


La prosa magnética de Alaitz Leceaga nos conquista desde la primera página hasta el final. La autora logra atraparnos con una misteriosa e intrigante trama en la que brillan unos personajes fascinantes que tienen, como la propia protagonista, diversas caras y secretos que ocultar. Muchos de ellos esconden sus verdaderas motivaciones y actúan sintiendo el peso de un pasado difícil. Son, sin duda, personajes que responden a un momento histórico extraordinario y que muestran su humanidad, precisamente, a través de sus contradicciones. La riqueza de los personajes es, sin duda, uno de los puntos fuertes de este sorprendente y sólido relato en el que los verdaderos fantasmas tienen que ver con los recuerdos y los traumas.


Las dos vidas de Mina Indigo se lee con deleite y la atracción que nos causan las novelas de misterio, el género negro y las grandes obras históricas. La trama que gana en tensión narrativa y giros inesperados, se mueve entre la oscuridad y la luz de una investigación amenizada por la relación entre Mina y Ellis. Los dos protagonistas con, personalidades y creencias tan distintas, conectan como una perfecta pareja de baile, aunque al principio tengan sus reticencias y den pasos hacia intereses distintos. La autora cuida los vínculos que se establecen entre los dos, mientras crece el suspense. Barcelona, retratada con precisión histórica, se ve afectada por extraños sucesos cuando medio mundo tiene los ojos puestos en ella. Asesinatos, traiciones, conspiraciones, secretos, luchas de poder, amores prohibidos y irrumpen en una original novela criminal y de misterio que también refleja cómo era la ciencia forense o las pesquisas policiales en el s. XIX


Mientras nos adentramos en la investigación de Mina y Ellis, descubriremos cómo era la burguesía y su forma de actuar, , siempre tratando de guardar las apariencias y de controlar el qué dirán. Por ejemplo, las cenas organizadas por familias relevantes o las fiestas en el Gran Teatro del Liceo recreadas en la novela eran invitaciones imprescindibles si se quería mantener el status, la buena reputación y el éxito en los negocios.


Pero si algo llama la atención desde el comienzo es la extraordinaria fascinación por el espiritismo, una tendencia muy en boga en la Europa previa a la Primera Guerra Mundial y que en España tuvo a reconocidas médiums como Amalia Domingo, que también vivio en Barcelona. Inspirada en figuras como ella, la autora escenifica las sesiones que dirige la protagonista,con más farsa que verdad, mientras los invitados tratan de conectar con el Más Allá y sus seres queridos. No en vano, el espiritismo también atrajo a intelectuales y científicos.


La Barcelona de la novela nos recuerda a esa ciudad prodigiosa retrata por autores como Eduardo Mendoza, una urbe en plena transformación urbanística para ponerse a la altura de Londres, París o Viena. Leceaga utiliza el marco de los preparativos de la Exposición Universal de 1888, un evento no exento de polémicas y dificultades, como las extremas condiciones laborales de los trabajadores de las obras, la respuesta de los anarquistas y otros movimientos sociales en la Barcelona de la época.


La autora consigue una ambientación fantástica, mientras traslada al lector a lugares tan característicos como el Parque de la Ciudadela, recinto en el que se instalaron los pabellones de la exposición, y locales míticos como el Edén Concert, un music hall frecuentado por aristócratas e industriales, además de hacer referencia a los populares almacenes El Siglo (devastados en un incendio décadas después) y situar la acción en el Cementerio del Este (hoy conocido como Cementerio del Pueblo Nuevo) o el antiguo y gótico Hospital de la Santa Creu, centro sanitario que fue toda una referencia.




A través de los escenarios, la autora muestra, con fidelidad histórica, los contrastes y las grandes diferencias entre ricos y pobres. Nada tiene que ver el Palacete de Permanyer, uno de los pocos pasajes que todavía mantienen el mismo encanto arquitectónico, ni las ostentosas viviendas del Ensanche barcelonés con las forma de vida de los habitantes del Raval o las chabolas de la Barceloneta. A pesar de pertenecer a mundos tan distintos, hay sospechosos lazos entre personajes que, aparentemente nada tienen que ver. La Barcelona más sórdida y oscura les atañe a todos, y la protagonista se moverá entre esos ambientes alimentando el suspense en el lector.


Comerciantes e industriales españoles extendieron su fortuna en el Nuevo Continente,la cual cosa se refleja en la novela. A modo de flashback, el pasado que persigue a Mina tiene cabida en las páginas reproduciendo escenas vividas en Cuba. La maldita finca de las Tres Cruces, en Trinidad, es otro de los escenarios destacables.

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