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"Jugar con la noche". Poesía lírica romana

  • Foto del escritor: Violant Muñoz i Genovés
    Violant Muñoz i Genovés
  • 30 may
  • 4 Min. de lectura

La antología “Jugar con la noche”, editada por Alba y traducida por Dalia Alonso, no es solo una compilación de poesía latina, es una invitación a encontrarse cara a cara con los poetas que modelaron el alma emocional de Occidente. Una obra monumental que consigue revitalizar voces milenarias y trasladarlas al lector contemporáneo con una frescura sorprendente.


I. Un canto coral en la penumbra de RomaEl título Jugar con la noche alude no solo al tiempo propicio para la introspección, el amor y el deseo, sino también a la dimensión simbólica de lo nocturno en la poesía latina: un espacio de confidencias, juegos eróticos, embriaguez y hechizos. En esta antología, el lector se adentra en las profundidades del alma romana a través de siete autores fundamentales: Catulo, Horacio, Tibulo, Propercio, Sulpicia, Ovidio y Marcial.


No se trata de una simple recolección de textos. Dalia Alonso, joven filóloga clásica y poeta, ha logrado con su trabajo de traducción en verso castellano un equilibrio excepcional entre fidelidad filológica y sensibilidad poética. Su voz, joven pero erudita, se entrelaza con las de los antiguos para devolvernos su latido sin traicionar su ritmo.


II. La Roma del verso: amor, poder y carneLa selección abarca desde la Roma republicana hasta la consolidación del Imperio. Un periodo convulso políticamente, pero riquísimo desde el punto de vista literario. Estos poetas no solo cantan al amor, sino que lo politizan, lo espiritualizan, lo degradan y lo idealizan. El amor se convierte en escenario de lucha, espejo del alma y campo de batalla retórico.


  • Catulo, el más antiguo de la antología, irrumpe con una voz apasionada, desgarrada, intensamente personal. Su relación con Lesbia marca algunos de los poemas amorosos más conmovedores de la literatura universal. El capítulo no oculta ni suaviza: ama, odia, súplica, insulta. En su poesía, el corazón romano se presenta en carne viva.


  • Horacio ofrece una serenidad contrapuesta. Su ideal de aurea mediocritas (la dorada medianía) resuena en odas equilibradas, donde la armonía vital se convierte en aspiración suprema. En él, la poesía es una forma de educación sentimental y filosófica.


  • Tibulo y Propercio exploran el amor desde la devoción casi religiosa y desde la turbulencia obsesiva, respectivamente. Si el primero canta a Delia con ternura y melancolía, el segundo se sumerge en los celos y la posesión, haciendo de su amada Cintia una figura casi mitológica.


  • Sulpicia, la única voz femenina de la antología y del canon lírico latino, irrumpe con breves pero poderosos poemas donde la mujer no es objeto, sino sujeto del deseo. Su aparición, rara y valiosa, permite entrever una perspectiva femenina que rompe los moldes patriarcales del corpus latino.


  • Ovidio, el más lúdico y sofisticado, despliega una maquinaria poética que combina técnica, erotismo y juego intelectual. En él, el amor es estrategia y seducción, pero también condena y exilio. Su voz moderna seduce desde el ingenio.


  • Marcial, finalmente, ofrece un contrapunto satírico y urbano. Su poesía epigramática, más breve pero afilada, capta la Roma real: vulgar, vital, sarcástica. Su inclusión cierra el volumen con un guiño al lector: la poesía también puede morder.


III. Una traducción con alma. Uno de los grandes logros de Jugar con la noche es la traducción. Alonso no se limita a trasladar palabras; interpreta, transpone, reinventa dentro de unos márgenes éticos y estéticos rigurosos. Mantiene el verso, algo que exige una pericia técnica notable, y logra que cada autor conserve su tono.


Su labor demuestra que el latín no es una lengua muerta, sino una lengua dormida que puede despertar con las palabras adecuadas. Al leer los poemas en paralelo —original y versión— el lector curioso puede apreciar la delicada danza entre fidelidad y libertad, entre forma y sentido.


IV. Una edición que invita al goce. El libro, editado por Alba en su colección ALBA POESÍA, se presenta con una cuidada maquetación de 456 páginas. Cada poema viene acompañado de su versión original latina, un recurso excelente tanto para el especialista como para el lector culto. La antología es también una obra de referencia: permite un primer acercamiento global a la lírica latina, sin perder profundidad.


Las introducciones a cada autor, así como las notas al pie, no abruman, sino que contextualizan con elegancia. La edición se convierte así en un objeto que invita a ser explorado, subrayado, vuelto a leer.


V. La vigencia de lo antiguo ¿Qué nos dice esta antología sobre nosotros? ¿Por qué leer poesía de hace más de dos mil años?


La respuesta está en los propios versos: porque hablan de lo mismo que hoy nos desvela. El amor, el deseo, el dolor, la fugacidad del tiempo, la muerte. Temas universales, sí, pero con una concreción que solo la buena poesía puede alcanzar. La lírica romana nos devuelve una humanidad reconocible, doliente, sensual. Nos habla de nosotros con palabras antiguas que siguen resonando.


Al mismo tiempo, Jugar con la noche nos recuerda que Europa es hija de Roma no solo en derecho y arquitectura, sino también en sensibilidad. Que el yo lírico occidental, introspectivo y apasionado, nace en estos versos.


VI. Conclusión: un acto de amor por la poesía. Jugar con la noche es más que una antología. Es un acto de amor por la poesía. Una reivindicación de la belleza antigua como alimento para el presente. Un recordatorio de que los romanos no solo construyeron caminos y acueductos, sino también pasajes hacia el alma.


La edición de Dalia Alonso no solo rescata voces, sino que les da una nueva vida. Y lo hace desde el respeto, el estudio y la pasión. Quien se acerque a este volumen con el corazón abierto, saldrá transformado.


En una época donde la inmediatez amenaza con devorar la reflexión, esta obra se erige como un refugio, un jardín lírico donde habitan las voces de quienes también amaron, temieron y soñaron bajo la misma luna que nosotros.


Publicada el 28 Mayo 2025 en "Peregrinos y sus letras":

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