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Entrevista a Monia Presta, autora de "Tu cerebro emocional"

«...Los psicólogos somos humanos y cuando vivimos los desafíos de la vida, dejándonos tocar por ella, y transitamos las emociones, podemos acompañar mejor a los pacientes en el viaje de la salud y el bienestar personal...»


.- Tu cerebro emocional es tu nuevo libro, ¿por qué has escogido este título?

Elegí el título "Tu Cerebro Emocional" porque es lo que trabajo a diario con mis pacientes, alumnos y exalumnos desde que empecé mi carrera como psicóloga sanitaria y teatroterapeuta. Llevo más de diecisiete años dedicándome a la clínica y a la formación de profesionales de la psicología, la educación y el teatro. El cerebro emocional es el gran desconocido y abandonado en nuestra sociedad cartesiana hiperlógica y productiva. Se ha dado mucha importancia a la mente y se han dejado de lado las emociones, como si fueran peligrosas. En realidad, lo más peligroso es no considerarlas, ya que todas las decisiones que tomamos están influidas por nuestras emociones. En este libro hablo de cómo influyen las emociones en nuestras decisiones. Si no tomamos consciencia de nuestras emociones somos como un barco a la deriva.

Quien no conoce sus emociones se deja dominar por ellas y puede tener conductas reactivas peligrosas para sí mismo y la sociedad. Además, inhibir las emociones es como tener una bala perdida en nuestro cuerpo. De hecho, es la causa de trastornos psicológicos, físicos y psicosomáticos. Es lo que veo a diario en mi Centro de Psicología, Sexología y Salud Integral Monia Presta en Barcelona y online.


Hemos crecido con la idea de mantener nuestras emociones a raya, de separar la emoción de la razón, de no dejar que nos superen. Sin embargo, las emociones dirigen nuestra atención, nos motivan, guían el pensamiento e impulsan la acción. En este libro hablo de casos clínicos que he solucionado gracias a entrenar la escucha del cerebro emocional con ejercicios muy prácticos y mi experiencia personal como psicóloga a raíz de una separación y un accidente que me cambiaron la vida. Hice un viaje de transformación y aprendizaje que afianzó todavía más mi trabajo de ayuda a través de la gestión emocional. Pasé por diferentes emociones, las cabalgué y gracias a este viaje de transformación ayudo mejor a mis pacientes a tener vidas felices. Los psicólogos somos humanos y cuando vivimos los desafíos de la vida, dejándonos tocar por ella, y transitamos las emociones, podemos acompañar mejor a los pacientes en el viaje de la salud y el bienestar personal. Y como dice Francesc Miralles en el prólogo: “Este libro es una completa guía para despertar nuestro cerebro emocional, enseñar a encender la Intranet del corazón y conectar con nuestra fuente interior de sabiduría. Con esa brújula, por muy perdidos que nos sentimos, siempre acabaremos llegando a buen puerto.


.- Afirmas que las emociones negativas no existen, ¿cómo percibes emociones como la rabia o la tristeza?

Las emociones no son ni negativas ni positivas. Son adaptativas y nos dan información sobre el entorno y nuestro estado interior. Si las cabalgamos se van rápidamente, como un soplo de viento. Si las inhibimos o las negamos, se generan trastornos psicológicos y físicos. De hecho, las emociones nos avisan si una situación es buena o no, ni siquiera hay que pensar en ellas porque son automáticas. Nos guían hacia nuestro bienestar interior y supervivencia.


Son reacciones muy rápidas que tenemos ante un estímulo externo o interno, que genera una alteración en nuestro organismo. Las emociones son nuestras amigas y tienen un mensaje para nosotros y vienen a informarnos de si una persona o situación si realmente nos conviene o no.


Además, estamos en la sociedad de la prisa donde evitamos el dolor y la consecuencia es que se genera más dolor.


Estamos llenos de distracciones corriendo de aquí y allá, surfeando en las redes sociales. Las personas sufren más porque no se conocen a sí mismas. La vida alterna momentos fáciles y difíciles y parece que no haya tiempo para vivir de verdad, ser y sentir algunas emociones como la tristeza, el miedo o la rabia. No queremos escucharlas y porque algunas generan incomodidad y malestar. Las emociones tienen la función de asegurar nuestra supervivencia, nos motivan y nos informan sobre nuestro estado interior. Son nuestras brújulas.


Cuando ignoramos las emociones, estas dejan de ser adaptativas y se convierten en sentimientos duraderos, que conducen a enfermedades psicológicas como ansiedad, depresión y trastornos psicosomáticos y físicos. Las emociones están presentes en todas nuestras decisiones. Por tanto, es mejor identificarlas, abrazarlas y gestionarlas para vivir mejor, pensar mejor y tomar buenas decisiones.


.- ¿En qué consiste tu Terapia Integradora Estratégica (TIE)?

El método TIE ―la Terapia Integradora Estratégica― es un método que he desarrollado a partir de mi experiencia clínica de casi dos décadas. Ante la pluralidad de enfoques psicológicos, sentí la necesidad de integrarlos para atender las necesidades de las personas que acuden a mi clínica, creando un método que facilita la resolución de problemas de una forma muy práctica, rápida y eficaz. La diferencia con otros enfoques no sólo es la integración de todos los enfoques psicológicos ya existentes, sino también el uso de las arteterapias y la teatroterapia, de la cual me consideran pionera en España. Creé mi método TIE porque creo que no existe un modelo mejor que otro en psicología, sino diferentes tipos de personas con diferentes necesidades y personalidades. Dependiendo del tipo de personalidad y problemática, puede funcionar mejor una orientación u otra. El método TIE ayuda a tener consciencia de nuestras emociones, aprender a gestionarlas, ganar libertad emocional, tener bienestar psicofísico―dejarnos

llevar por la inteligencia de las emociones y del corazón― y ser felices a diario, en cinco sencillos pasos que podéis descubrir en las páginas de "Tu cerebro emocional".


.- Afirmas que las emociones negativas no existen, ¿cómo percibes emociones como la rabia o la tristeza? Las emociones no son ni negativas ni positivas. Son adaptativas y nos dan información sobre el entorno y nuestro estado interior. Si las cabalgamos se van rápidamente, como un soplo de viento. Si las inhibimos o las negamos, se generan trastornos psicológicos y físicos. De hecho, las emociones nos avisan si una situación es buena o no, ni siquiera hay que pensar en ellas porque son automáticas. Nos guían hacia nuestro bienestar interior y supervivencia. Son reacciones muy rápidas que tenemos ante un estímulo externo o interno, que genera una alteración en nuestro organismo. Las emociones son nuestras amigas y tienen un mensaje para nosotros y vienen a informarnos de si una persona o situación si realmente nos conviene o no. Además, estamos en la sociedad de la prisa donde evitamos el dolor y la consecuencia es que se genera más dolor.


Estamos llenos de distracciones corriendo de aquí y allá, surfeando en las redes sociales. Las personas sufren más porque no se conocen a sí mismas. La vida alterna momentos fáciles y difíciles y parece que no haya tiempo para vivir de verdad, ser y sentir algunas emociones como la tristeza, el miedo o la rabia. No queremos escucharlas y porque algunas generan incomodidad y malestar. Las emociones tienen la función de asegurar nuestra supervivencia, nos motivan y nos informan sobre nuestro estado interior. Son nuestras brújulas.


Cuando ignoramos las emociones, estas dejan de ser adaptativas y se convierten en sentimientos duraderos, que conducen a enfermedades psicológicas como ansiedad, depresión y trastornos psicosomáticos y físicos. Las emociones están presentes en todas nuestras decisiones. Por tanto, es mejor identificarlas, abrazarlas y gestionarlas para vivir mejor, pensar mejor y tomar buenas decisiones.


.- ¿Qué tres consejos clave darías a una persona que no sabe cómo identificar sus sentimientos?


Volver a conectar con el cuerpo es la clave número uno para identificar nuestras emociones y, en consecuencia, nuestros sentimientos. Si aprendemos a escuchar más a nuestro cuerpo, podemos tener una pastilla natural para cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y tomar mejores decisiones. Podemos reconectar con nuestro cuerpo y mente mediante cantidad de ejercicios: escribir un diario de autocuidado emocional, quitar tensiones musculares, escuchar la propia respiración, ...


El segundo consejo es respirar hondo y volver a activar el sistema parasimpático, fuente de nuestra sabiduría interior. Cuando respiramos hondo no pensamos, estamos en el aquí y ahora. El aquí y ahora nos permite conectar con nuestros sentimientos y decidir hacia qué dirección ir. De aquí la importancia de la meditación y la conexión con el presente. Cuando estamos en el presente podemos fluir con la vida de manera más fácil y adaptativa. También provoca un proceso de envejecimiento saludable, reduce significativamente la inflamación, el dolor, la ansiedad y el estrés, y la recuperación de una situación estresante es más rápida. La tercera y última clave es practicar Il Dolce Farniente de los romanos. No hacer nada permite regenerarnos, obteniendo paz y tranquilidad y conectándonos con el placer de vivir el presente. Como decía San Agustín: «Sólo existe el presente». Los romanos sabían mucho sobre el arte de no hacer nada. Así que un consejo es tratar de cuidarnos poniendo una dulce ociosidad en nuestro día a día, como si fuera una actividad más. Al principio, podemos apuntar una hora específica en la agenda para aprender a introducir este hábito tan saludable. Luego, y una vez integrada, viajaremos con el timón automático, sin poder prescindir del arte de saborear la vida.


.- ¿Crees que la gente hoy en día está conectada con sus emociones? ¿Por qué?


La sociedad de la prisa necesita remedios rápidos sin pensar en las consecuencias. Vivimos corriendo. Ni la pandemia pudo cambiar las actitudes de las personas frente a la vida. Estamos rodeados de estímulos e hiperconectados a las redes sociales, parece difícil desconectar y conectar con nuestras necesidades reales. Tenemos la obsesión de aprovechar el tiempo: la cronopatía, la enfermedad del tiempo es una realidad peligrosa para el ser humano. El cerebro no está programado para vivir en modo simpático todo el tiempo. Tenemos que ser productivos y eficientes sin parar. En la sociedad 3.0 las personas se quejan de que no tienen tiempo... Según datos estadísticos, 7 de cada 10 españoles dedican una media de 11 horas al día a las nuevas drogas del siglo, que son las redes sociales, para un total de 4.015 horas al año. Esta manera de vivir no va en sintonía con lo que necesitan nuestra mente y nuestro cuerpo. El cerebro necesita descanso. Vivimos con el sistema simpático continuamente activado, lo que tiene que ver con la rapidez, la aceleración del ritmo cardiaco, la sudoración, la descarga del cortisol tóxico y la adrenalina. Nuestra sociedad está en alerta. Necesitamos desconectar y entrar en modo parasimpático, en calma y reposo, como menciono a lo largo del libro Tu Cerebro Emocional. Si no tenemos tiempo para saber cuáles son nuestras necesidades ni de escuchar nuestras emociones, es muy fácil que caigamos en

la hiperconexión con el ambiente externo, con las consecuencias ya mencionadas.


Algunos consejos para volver a conectar con nuestras necesidades y emociones son meditar o pasear en medio de la naturaleza, practicar deporte, buscar una afición preferida, leer y practicar el no hacer nada. También es muy importante hacer detox digital. Por la mañana es mejor empezar con una rutina sana haciendo ejercicio, desayunando y no conectarse a las redes hasta una hora preestablecida. A partir de las 19:00 o 20:00 horas, desconectar de todos los ordenadores, tabletas, redes sociales puede ser una manera para volver a conectar con las emociones y conectar con nuestro Daimon interior, que significa permanecer conectados a nuestra vocación, es decir nuestro propósito vital. La lentitud y el tiempo dedicado a estar con nosotros mismos nos ayudan a conectar con nuestras necesidades; nos indican si vamos en la dirección correcta y con el viento a favor. La introspección es necesaria para saber en qué puerto amarrar nuestro barco.


.- ¿Qué relación tiene nuestra salud con nuestros sentimientos? ¿Existe la verdadera salud sin escuchar nuestras emociones?


No existe la salud si no escuchamos y cuidamos nuestras emociones. Si las escuchamos, las abrazamos, las integramos, podemos ser felices y tomar mejores decisiones en nuestra vida. Las emociones son nuestra brújula interior natural. “No hay viento favorable para el marinero que no sabe a dónde ir”, decía Séneca. Hay muchas personas que viven anestesiadas, dormidas porque no hacen caso a los mensajes del cerebro emocional, sufren porque no se escuchan y no se conocen a sí mismas y provocan dolor en su entorno. “Conócete a ti mismo” decía Sócrates. Si nos conocemos y escuchamos las emociones, desconectando del runrún exterior, vamos a ser personas

felices, libres y empoderadas.


.- Por último, ¿cuál es la enseñanza principal que quieres hacer llegar con este libro?


La enseñanza principal del libro es volver a conectar con la sabiduría del cerebro emocional. Cuando escuchamos, abrazamos, expresamos y gestionamos nuestras emociones, podemos tener éxito en todas las áreas de nuestra vida. Hay estudios importantes que evidencian que las personas felices no son las que controlan todo, las racionales, sino las que saben gestionar sus emociones, tener empatía y seguir el Daimon interior. Si tenemos conciencia de esto, podemos dar pasos hacia la libertad interior, transformar nuestra vida y volar hacia el bienestar psicológico, físico y emocional. Es un verdadero viaje de transformación como hacían los héroes de la antigua Grecia. Recuperar lo que hoy se llama inteligencia emocional es una sabiduría milenaria. Y en el libro hablo de casos clínicos que he solucionado de manera práctica y

efectiva con mi método y de mitos griegos, que pueden ser un verdadero ejemplo de metamorfosis hacia el bienestar integral.

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